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EL TAMAÑO DEL PENE ¿IMPORTA?


El tamaño del pene carece de importancia

Me dirijo a ustedes para desarmar de una vez por todas un tópico que está perjudicando gravemente las relaciones sexuales y la autoestima del venezolano medio cuya verga no se acerca, ni de lejos, a la de los dioses africanos dotados de una gran verga.

Señores y señoras, lo afirmo con rotundidad, como si fuese una regla axiomática: El tamaño del pene carece de importancia.

Intuyo una sonrisa de incredulidad en alguna de las lectoras y de satisfacción entre los hombres cuyo miembro, presumo, está muy por debajo de la media. Esta aseveración no debe ser objeto de chanza, ni de burla; es totalmente cierta, no les quepa la más mínima duda.


La argumentaré ciñéndome a la medida del miembro, al tamaño per se, sin caer en tópicos perniciosos como «Más vale pequeña y juguetona que grande y sosa» pues toda regla tiene su excepción: también las hay grandes y juguetonas, y, por desgracia, pequeñas y sosas.

NO, no recurriré a tópicos, señores y señoras, no hará falta; esta afirmación categórica proviene de un estudio de campo (y de ciudad, ascensor, mesón de la cocina, probador, mesa de despacho, auto en cola… ¡qué recuerdos!), serio y exhaustivo que, como mujer de ciencia, he realizado con rigor y objetividad.

No entraré a valorar otros factores que influyen notoriamente en la satisfacción de la relación sexual como el amor, puesto que, como todos los que hemos amado alguna vez sabemos, en el amor el cuerpo del ser amado es un templo, la cueva de los tesoros de Alí Babá, el arca perdida de Indiana Jones. Ese michelín que cuelga es el asa del amor o Love Handle que diría un inglés; esos pechos flácidos el cáliz de vida, y ese culo blando y celulítico, el nidito cálido en el que queremos cobijarnos.

Tampoco entraré a valorar otros miembros del cuerpo humano cuyo volumen también podría afectar la calidad de las relaciones sexuales como los muslos rollizos que cierran la entrada a la gruta del placer, las caderas huesudas que se clavan como piedras afiladas ni, por encima de cualquier otro, las barrigas prominentes, montañas que chocan entre sí que ni van a Mahoma ni permiten que éste vaya a ningún lado. Puede que, en este caso, una verga de considerable tamaño alcance antes su objetivo pero, a efectos prácticos, más que una cuestión de tamaño es una cuestión de cálculo matemático del ángulo exacto.
Aclarado el matiz, pasaré a hablar de penes y su importancia analizandolas según su tamaño. Guarden silencio y tomen nota.

30 centímetros. Entenderán que, a pesar de mi rigor científico, ni siquiera he considerado comprobar empíricamente las posibles virtudes y defectos de este tamaño. Haciendo gala de una proverbial prudencia he seguido el sabio consejo que me dio mi abuelo el barón Von Lennox. «Querida Brenda, no es sólo una cuestión de tamaño de la llave, sino de la cerradura. ¿Quién en su sano juicio intentaría meter una llave de cerradura de castillo en un candadito de diario?»

25 centímetros. A pesar de mis pesquisas no he encontrado ningún sujeto que calce una verga de este tamaño. Si alguno de los lectores tiene una polla de estas dimensiones y desea formar parte del experimento, por favor, suplico no dude en contactarme en la dirección de correo electrónico que aparece al final del estudio. Todo sea por la ciencia.

20 centímetros. Este es un tamaño más que satisfactorio puesto que la punta del pene podrá acceder a dos puntos muy placenteros para la mujer: el Punto A, entre el cuello de la matriz y la vejiga, responsable de la eyaculación femenina y el Punto K, que se encuentra al fondo de la vagina y que puede provocar un violento orgasmo tras otro.
Por no hablar, claro está, del exquisito placer que se experimenta al sentirse totalmente llena.

Dos son los únicos obstáculos que debe superar un pene de este tamaño: uno, la impericia del varón que se maneja en el sexo como un pingüino fuera del agua; dos, una pereza crónica motivada por un exceso de sedentarismo. Obstáculos totalmente salvables si la mujer le arroja con determinación sobre la cama, le monta a horcajadas y le cabalga sin contemplaciones.

De 17 a 10 centímetros. Según Antonio Bolinches, psicólogo clínico y sexólogo , el 80% de la población masculina española tiene un pene que se encuentra entre los 10 y los 16 centímetros de media. Un estudio de la Asociación Española de Urología estableció que la longitud media de un pene en erección es de 13,58 cm, con un diámetro de 3,82 cm. Esta longitud media española no debe desesperanzarnos; en estos casos, la insatisfacción sexual viene provocada más que por el tamaño del pene, por el egoísmo del cuerpo al que va pegado.

La educación sexual principal del varón venezolano proviene de las películas pornográficas; por eso, tras un superficial amasado de senos y un par de empujones de cadera, se queda dormido al lado de una mujer profundamente insatisfecha.

El hombre no debería olvidar jamás que ella también ansía un orgasmo.

Si se ha corrido antes de tiempo, es menester recurrir a los siete amigos de la mujer para evitar que decida, por su cuenta y riesgo, salir a la calle a buscar a un buen pene.


¿Siete? Oigo que preguntan por ahí. Sí, estimados lectores: siete: cinco dedos, una lengua y un puño. No necesariamente en este orden ni, claro está, por separado.


Menos de 10 centímetros. No podemos olvidar al sector de población con un pene inferior a la media. Esas pollas son determinantes para la teoría expuesta.

Porque señores, han de saberlo, si sólo nos circunscribimos a las medidas del pene para dar placer sin tomar en cuenta ningún factor concurrente, si mide (repitan conmigo) DIEZ, NUEVE, OCHO, SIETE, SEIS, CINCO, CUATRO, TRES, DOS, UNO centímetros, es una verdad incuestionable:

El tamaño del pene carece totalmente de importancia.

Fuente: Sexologicos.com
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