Científicos de la Fundación Parsemus han desarrollado lo que sería el primer método anticonceptivo masculino reversible. Llamado Vasalgel, consiste en un hidrogel esponjoso y flexible, que se inyecta en los conductos deferentes, bloqueando el paso de los espermatozoides.
Vasalgel es una inyección a base de líquido colocado en el conducto deferente, el conducto que transporta los espermatozoides de los testículos al semen. Está creado a partir de ácido de estireno-alt-maleico, un polímero llamado (SMA), que se disuelve en sulfóxido de dimetilo, una solución semisólida que deja pasar fluidos ligeros pero impide el paso otros más pesados como el semen.

La efectividad del tratamiento ha sido probada con babuinos en primer lugar y con un grupo de doce conejos en segundo. De este último grupo, sólo uno mostró restos de esperma en su eyaculación, el resto no los mostró y ninguno de ellos fue capaz de fecundar a una hembra durante doce meses.
Los responsables de la organización aseguran que este año comenzarán las pruebas clínicas en humanos y prevén que en 2018 estará listo para comercializarse.
“Produce un rápido efecto contraceptivo que duró todo un año gracias las propiedades únicas del hidrogel”, dijo Donald Wallen, investigador de farmacología de la Universidad de Illinois y autor principal del trabajo.
Sin duda un significativo avance en el campo de la anticoncepción donde los métodos masculinos son limitados. Solo cabe destacar que Vasalgel sólo servirá para evitar embarazos no deseados pues no protege contra enfermedades de transmisión sexual.
Es Hora de que Los Hombres Asuman la Responsabilidad
Tal como durante el advenimiento de la anticoncepción femenina en la década de los 1960, sería bastante ingenuo asumir que esta tecnología no vaya a producir cambios drásticos en la manera en que interactuamos social, emocional y sexualmente. Cuando las mujeres se liberaron de los grilletes de los opresivos “valores tradicionales”, el cambio incluyó a la píldora anticonceptiva y todos los ideales de independencia y libertad que la acompañaban finalmente vieron la luz.
Hoy, esto significa una libertad similar para un gran número de hombres. Libertad de no tener que verse atrapados en un matrimonio por mujeres que usan a los hijos con ese objetivo. Libertad para elegir cuántos hijos quieren procrear, sin tener que recurrir al barbárico sistema del bisturí en las pelotas. La más prestigiosa encuesta sobre este tema, llevada a cabo por la Kaiser Family Foundation, reveló que el 66 % de los hombres estarían dispuestos a tomar píldoras anticonceptivas masculinas. Por otra parte, 43 % de ellos estuvieron de acuerdo con la inyección de Vasalgel, mientras apenas el 36 % estaban dispuestos a recibir implantes inyectables.
No debe subestimarse el inmenso grado de libertad que esto también podría otorgar a las mujeres. ¿No viene siendo hora de que los hombres asuman alguna responsabilidad sobre su propio semen? ¿Quién sabe? Si la industria farmacéutica no estuviera liderada casi exclusivamente por hombres, quizá muchos otros fármacos como el Vasalgel hubieran sido inventados mucho antes.
Es lógico asumir que algunas mujeres pondrán en duda que los hombres modernos sean capaces de comprometerse a tomar regularmente un anticonceptivo oral; pero lo mejor del Vasalgel es que es un procedimiento que se realiza sólo una vez, es indoloro, similar a la aplicación de un implante, pero que no afecta los niveles de testosterona y no deja desagradables cicatrices.
Desde una increíblemente temprana edad, las niñas aprenden -a través de sus padres, de la sociedad y la cultura popular- que es asunto de ellas cuidarse de embarazos accidentales o no deseados, ya sea mediante la píldora o, más recientemente, mediante la aplicación de un implante. Este mensaje constante a las niñas no ha sido inculcado con la misma rigurosidad en los varones. Esperemos que, gracias a nuevos métodos anticonceptivos tales como Vasalgel, esto finalmente pueda cambiar.